Tenía 24 años cuando mediante engaños la ligaron. La obligaron a poner su huella en un papel sin decirle para qué era. En la sala de operación no se detuvieron cuando Benedicta Nina Mamani forcejeaba porque quería bajarse de la camilla.

Esta es su historia. Le dijeron que vaya a la posta de Viscochone (distrito Colquepata, provincia Paucartambo, Cusco) porque había vacunas para su niño. Luego la trasladaron a la posta de Colquepata con el mismo cuento, no sin antes decirle las enfermeras: “ustedes están pariendo como cuy, como chivos”.

Inocente, Benedicta Nina no sospechó las verdaderas intenciones de sus verdugos.

“Vi que una señora salía en camilla inconsciente de una sala, me asusté. ¿Qué cosa están haciendo acá adentro? Intenté escaparme, le di mi wawa a una señora que estaba a mi costado, pero las enfermeras me han visto queriendo irme y no me han dejado”.

Benedicta estaba asustada, más aún cuando le dijeron que no había vacunas. Pero no sospechaba de una ligadura, ni siquiera sabía lo que era una ligadura. A la fuerza la hicieron pasar a una sala.

“Cuando me querían poner la anestesia yo no quería, estaba pataleando. Escuchaba a mi wawa que estaba llorando, les decía no no, siempre dije no no. Me pusieron la anestesia y cuando reaccioné no sabía lo que me habían hecho”.

“No me explicaron por qué me cortaron”, relata afligida Benedicta Nina. Silencio e indiferencia por varias horas. Finalmente la enfermera Petronila, de la posta de Viscochone, que fue ese día a la posta de Colquepata, le dijo: “Te hemos hecho la ligadura para que nunca más sufras y nunca más tengas hijos”.