Maximiliana Quillahuaman Quispe dio a luz y al poco tiempo llevó a su hijo para su control a la posta de Maras (distrito Maras, provincia Urubamba, Cusco). El maltrato no se hizo esperar ni un minuto.
¿Cuántos hijos tienes?, le preguntaron las enfermeras Blanquita y Doris. Tengo cinco. “Ya no vas a tener más hijos, la educación cuesta mucho, no estamos en tiempos de que ustedes tengan más hijos, vas a hacerte ligar”.
Maximiliana fue muy clara, les dijo con firmeza que no quería que la esterilizaran. Pero de nada sirvió.
“De cualquier forma, por cualquier lado quería escaparme, al mismo tiempo cerraron la puerta, nos han agarrado duro, ya no podía escaparme. Nos han encerrado en otra sala”.
Luego la subieron a una ambulancia empujándola, junto a varias señoras. En el trayecto del camino una enfermera le dijo que ellas no ligaban, que eso lo hacía personal del MINSA de Urubamba, a dónde se dirigían.
En la sala de operación los doctores le dijeron que la ligarían para siempre, por tener tantos hijos.
“Me han hecho mirar hacia arriba, me han hecho contar una numeración, me han amarrado mi manos, mis pies también me han amarrado”.
Maximiliana Quillahuaman quería tener dos hijos más, quería ser una mujer sana, pero le malograron la vida, como ella misma relata.